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Los pasos más decisivos en la ruta de la «democracia popular» en España eran posibles después de que terminara la guerra civil y la situación internacional cambiara. Cuando llegara el tiempo, sería posible unir a los comunistas y a los partidarios de política prosiviética en un partido unido y allanar a la oposición.
Al haber perdido la oportunidad de vencer a los azules, a la República le quedaba una sola posibiliad de sobrevivir: tirar hasta que estallara la Segunda Guerra Mundial. Esta oportunidad apareció en el septiembre del 1938 en relación con la crisis de Sudetes y permanecía en 1939 ya que la República gozaba de un, aunque pequeño, pero suficiente recurso de resistencia para mantenerse algunos meses en la situación impredicable de la Europa de preguerra.
Pero las fuerzas políticas dirigentes incluído al primer ministro Negrín concluyeron que la derrota era inevitable y comenzaron a buscar las posibilidades de minimizar las consecuencias de la catástrofe. Comunistas implicadas en el combate contra en fascismo estaban dispuestos a luchar hasta el último soldado. Pero también tenían que actuar en el marco de la política de Negrín cuyas maniobras provocaban desconfianza a una gran parte de los republicanos que temían quedarse al margen de la evacuación.
En resultado el motín de Casado obtuvo un amplio soporte político, incluso por parte de los partidarios de una capitulación incondicional. El revuelto provocó el fracaso de la República cuando quedaban sólo cinco meses hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial.
El derrumbe de la República española fue una prueba evidente del fiasco de la estrategia del Frente Popular y seguridad colectiva que Stalin a tan duras penas había decidía realizar en 1934–1936.
En resultado de la guerra civil Franco determinó su posición de neutralidad a cual se inclinaba ya en los días turbios de Munich. Aunque de aquel modo la Repúlica ganó: desangró el franquismo y impidió a involucrar España en la Segunda Guerra Mundial.
En el mismo tiempo en España se libró el primer combate en la lucha que terminaría por la derrota del bloque fascista en 1945.
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El movimiento hacia la democracia industrial fue terminado no en consecuencia de procesos internos que había ocasionado, sino en resultado de una supresión forzosa de la revolución. El hecho de una derrota militar como tal no da lugar a concluir que uno u otro modelo es inviable en lo principal. Hay ejemplos de otras estructuras sociales y políticas que en otras condiciones militares y políticas daban muestras de alta eficacia y viabilidad. El problema de viabilidad de la alternativa sindicalista se resume en la posibilidad de su existencia, conservando su particularidad respecto al modelo «capitalista» y «estatista-comunista».
Es probable que en aquellos años los ideales de autogestión y democracia coherente podían surgir a la realidad sólo en condiciones extremales. Es dificil decir si la autogestión sindicalista lograra sobrevivir en condiciones de la vida cotidiana y pacífica. La experiencia de muchos países occidentales y Yugoslavia «socialista» demuestra que la autogestión y el federalismo en la sociedad industrial y burócrata son realizables más en su forma que en su contenido, sin embargo, mejoran las condiciones de vida de la gente. Las tendencias globales istóricas resultan más poderosos que las ideas prematuras. Pero sólo aspirando a ir más allá del horizonte es posible romber el círculo cerrado de lo ordinario.
El mismo nacimiento del sistema capitalista basada en los principios de autogestión y no de dirección estatal hizo la revolución española uno de los acontecimientos principales de la istoria munidial. Testifica que en la combinación de palabras «estado social» la segunda es de clave. Las reformas sociales engendradas por el colapso del capitalismo espontáneo podían realizarse con reforzamiento del estado: a la manera norteamericana, alemana, italiana y soviética, o con reforzamiento de las estructuras de autoregulación de la sociedad, tales como los sindicatos, órganos de la administración autónoma territorial, los movimientos sociales democráticos, en una palabra, a la manera española.
Sean potentes que sean las leyes del desarrollo histórico, mucho en la dirección de los flujos de historia depende de sus «momentos estelares», como decía Stefan Zweig. Las fuerzas sociales llegan al equilibrio y entonces todo depende del «factor sujetivo». El resultado del «momento estelar» determina el rumbo de los destinos de millones de hombres para décadas en adelante.
La «hora estelar» de España es el tiempo de la Gran Revolución Española de los 30. Este periodo de la istoria española es un pozo inagotable de las lecciones para los todos que desean transformar al mundo sobre bases de la libertad y solidaridad, los que buscan una alternativa real al autoritarismo y al capitalismo.
España se halló en el epicentro de la política mundial y de ella dependían los destinos del mundo. Tal papel exige sacrificios, pero al mismo tiempo da la vida y no la vegetación.
En la cadena de los eventos de la política mundial de los 30, cuando una casta pequeña de los hombres de estado decidía el destino de millones de hombres, los hechos ibéricos se singularizan por lo que la historia se hiciera «desde abajo» y los ciudadanos de a pie hubieran atrevido a arreglar su vida a su manera y oponerse a las órdenes de los «jefes». Por eso, a pesar de toda la sangre y inmundicia que sobraba en la historia de la revolución española, sus líderes seriamente tenían en cuenta la voluntad de la gente común. Esto sucede muy raras veces y cuesta caro.
Spain’s Star Moment
The Great Spanish Revolution was caused by several deep social conflicts generated by antagonism of «two Spains»: conservative religious Spain and secular progressive Spain; contradictions of transition to industrialization in the agrarian society; the choice between strategies of transition to the social state during the Great Depression. Such overlapping resulted in the formation of a wide ideological spectrum, from anarchists to fascists. Under the circumstances the liberal center degraded and enjoyed less support. The rapid development of the anarchist movement, especially anarcho-syndicalism, became an important feature of the Spanish Revolution even in comparison with the Russian Revolution where the anarchism also played an important role. Social solidarity traditions of Spanish workers also facilitated the development of socialist ideas, especially anarcho-syndicalism.
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